“MI JACA MORENA”.
Allá va mi jaca nueva!;
jaca valiente y templada,
la yegua de un malagueño…
Que libra al viento sus ansias.
Con su melena morena;
con sus uñas como garras,
¡no quiero que me domine!…
No quiero, y quiero montarla.
Que exigencia, vaya cuerpo;
que experiencia, más salada,
qué placer, ¿cuánta ignorancia?.
No es este un oficio de cuerdos;
si la cuerda está templada.
En su cabeza y su lengua;
en sus ojos y su cara,
hilvana sus devaneos…
Como jaca jerezana.
Al Pueblo escandaliza;
es terror de puritanas,
le gritan hembra morena…
Por más que les haga, “mangas“.
Que yo no le quito nada;
ni pienso, ni les arriendo las ganancias,
¿quién se encarama con ella?...
¿A quién le saca sus garras?.
Uñas y espolones gasta;
y la vencida, que rabia...
La pérdida de su bata.
¿Qué cuerpo de hembra tiene?;
¡no quiero!... ¡Y quiero montarla!,
¿¡por Dios cuánto ruido mete!?,
qué alivio cuando me canta...
Y en su mirar aparece, el odio de una gitana.
En hombres no tengo envidias;
en mujeres, tres contadas,
Rubia, castaña y morena…
Mis tres yeguas jerezanas”.
“No preguntéis por saber;
si las tres fueron felices,
comían pan y cebolla...
Y yo comía perdices”
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