viernes, 11 de diciembre de 2009

"UN INFANTE MENDIGO EN NAVIDAD".




"LA CONCIENCIA EN NAVIDAD".


"No era bonito ni hermoso;
contemplar al morenito,
gesticulando con gozo...
En misero rinconcito.

Devorar con avidez;
lo que fuè un bocadillo,
lo contemplé otra vez...
Sentado en un descansillo.

En el frío de la noche;
penetró sobre mi Alma,
con tanto y tanto derroche...
Y nadie le daba nada.

Como estiletes de acero
bruñido por el desgaste,
ya no quedan barrenderos...
Que limpien tan bien la calle.

Con esa triste mirada;
él me vio y se me acercó,
puso su manita helada...
Casi pidiendo perdón.

Abierta y sin palabras;
con la mirada perdida,
en silencio me ploraba...
Con su carita pedia.

Un nudo en mi garganta;
al recordar mi niñez,
sin su frio ni sus ansias...
Vestido con buena piel.

Me dio rabia y me dio pena;
sin futuro y esperanzas,
viendo la triste condena...
Superando la tardanza.

Le pregunté por sus padres;
y él me contó sus miserias,
su padre etaba en la cárcel...
Su madre murió de penas.

La angustia y el desasociego;
se apoderó de mi mente,
como buitres carroñeros...
Devorando lentamente.

De los animales muertos;
de Madre Naturaleza,
no digerí el entuerto...
Lleno estaba de tristeza.

Quise gritar tal derroche;
pero grité más clemencia,
gentes que pasan de noche...
Brillando hasta su indecencia.

Con esta gente indecente;
que lanza hasta la comida,
y no dan a un inocente...
Aunque les vaya la vida.

Ya no existe la honradez;
ya no existe gente buena,
todo lo ven al revés...
Llora mi Alma de pena.

"Moraleja:

"Para vivir muy feliz
con nuestra mala conciencia,
nos colocamos una venda...
Para no ver las miserias.

Esas miserias de barrios;
que nos comen y rodean,
sin salir del extrarradio...
Muchos pobres se codean.

"Guti".


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando era muy pequeña mi madre me regaló el cuento de La vendedora de cerillas. Se conviertió en uno de mis favoritos y lo leía una y otra vez. Por desgracia, la vida de estos niños y niñas de la calle no son de cuento.

María dijo...

Ujn placer llegar hasta ti y leerte, tu poema refleja la auténtica realidad. Un abrazo