“SUEÑOS, EN EL CORREDOR DE LA MUERTE”
Hierros forjados…
Con desalientos humanos…
Sentimientos encerrados…
En tantos delitos hechos…
En justicia y pecados.
Celda mía…
Ataúd de cemento, de cristales…
De castigos y agonías…
De rejas y olvidos.
¿Cuándo llegará ese día?…
¿Que no notaré en mi cara?…
¿Los besos del viento?…
¿Los rayos dorados?…
¿En cien noches de preso?
Noches de angustia…
Rodeado de tormentos…
De penurias y deseos.
Me atan como animal…
Que mandan al matadero…
Puede que sea el último…
¡Prefiero ser el primero!
Y terminar esta angustia…
¡Que ya me sabe a veneno!
¡¡Soy inocente!!...
¡Yo no he matado a nadie!...
¡Lo puede jurar mi gente!
Mi esposa, mis allegados…
Mis primos y mis parientes.
¡Son las leyes de este Estado!...
Con pruebas incongruentes.
Mandan 100.000 a matar…
Y todos los inocentes…
Son condenados a muerte.
Portorriqueños, hispanos…
Negros, ecuatorianos…
Chinos y colombianos…
Españoles y los cubanos…
Isleños y mejicanos.
¡Por cuatro mentes enfermas!…
De políticos dejados...
Heme aquí la diferencia…
De Europa… y 25 Estados.
Funcionando la Justicia…
En el País Americano…
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