"SUEÑOS DE PRIMAVERA".
Mujer hermosa lo era;
guapa y linda ilusionada,
me la llevé a la hera...
Y al final no le hice nada.
Anoche cuando dormía;
soñaba que me besaba,
en cuarto de la arquería...
En un rincón de una sala.
Un riachuelo fluía;
dentro de mi corazón,
en la tarde mientras huía...
Teniendo mucha razón.
Quise acariciar sus pechos;
quería besar su boca,
la alcé hasta el mismo techo...
Y ella gritó como loca.
La dejé de atosigar;
le pedí perdón incluso,
ella no quiso escuchar...
Y quedé como un recluso.
El fuego vino hacia mi;
un riachuelo de fuego,
dime cuenta y la perdí...
Por tonterías y juegos.
Se perdía por la casa;
y no conseguía verla,
era una hembra de casta...
Y yo no quería perderla.
Noté un gran movimiento;
la cama era muy grande,
no era entretenimiento...
Más no quise ablandarme.
Seguí con ojos cerrados;
noté perfume de rosas,
el bulto se iba acercando...
Poniendo su mano hermosa.
El perfume penetrante;
esparciéndose en el cuarto,
logró como un plato entrante...
Me encabrité y di un gran salto.
Se había soltado su pelo;
que acariciaba mi cara,
la miré con desespero...
Ella era la criada.
Contemplé su cuerpo hermoso;
no me había dado cuenta,
sus pechos esplendorosos...
Reluciente entre sus trenzas.
Acercó sus lindos labios;
con ellos tapó mi boca,
con la lengua yo me enrabio...
Y me mordió como loca.
Toqué sus pechos maduros;
eran suaves y muy hermosos,
los dos se encontraban duros...
Con toqueteo bochornosos.
Como escondía ese cuerpo;
con las ropas tan holgadas,
no se lo coman los cuervos...
La niña estaba colgada.
Tenia sólo veinte años;
a mi casi me dio pena,
no quería hacerle daño...
Seria una leve condena.
Dejé que me acariciara;
besé sus pechos turgente,
si con ello disfrutaba...
Se me levantó potente.
Notó el enorme bulto;
y me bajó mi pijama,
yo ya no robo ni hurto...
Encima la vi sentada.
Noté un fuego en mi cuerpo;
y vi como cimbreaba,
balanceaban sus pechos...
Entonces la deseaba.
Tenia un cuerpo muy bello;
para hacer tantas tareas,
iba a dormir a su pueblo...
Pero esta noche escasea.
Una o dos noches quedaba;
su pueblo quedaba lejos,
aquella noche me hartaba...
Siendo vil viejo y pellejo.
Era un bello amanecer;
notaba el aire en mi cara,
estas cosas del querer...
Eran notoria y muy rara.
Se marchó a las tres horas;
dejó el perfume en mi cama,
allí me entregó su honra...
Que rumiaba con la calma.
Volví haber si dormía;
ya me encontraba en vigilia,
la mano no era mía...
Era de mi hermosa Gilia.
Pensé casi un momento;
que Cristina la criada,
y que la moza había vuelto...
La otra desenfrenada.
Joder vaya nochecita;
unas nada y esta muchas,
hice de tarzán sin chita...
Y penetré la otra hucha.
Se marchaba por la tarde;
y se despidió conmigo,
haciendo amor en el catre...
Y me dijo: Sólo amigos.
Era moza estrenada;
con cuerpo de semidiosa,
parecía una fulana...
Y yo pensé que era diosa.
Aquí termina la historia;
de dos mozas muy ardientes,
la primera daba gloria...
La otra muy prepotente.
Anoche cuando dormía;
soñaba sin la ilusión,
que un gran amor me rugia...
Dentro de mi corazón.
"Guti"."El romancero".
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