viernes, 10 de septiembre de 2010

"UN SACERDOTE CAPÓN Y UN PASTOR ANGLICANO".


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"UN SACERDOTE Y UN PASTOR".


"En la vereda de un pueblo;

coincidieron de repente,

dos individuos de negro...
Los dos iban con presente.

Sacerdote y un pastor;

los dos iban de paisano,
pero uno más gruesón...
Siendo el pastor más delgado.

Más seco y muy socarrón;
y con aires de "enfermizo",
saludó al más gruesón,

Y le pidió su permiso.

Quiso darle un sofocón;
y reírse en su gordura,

riéndose muy guasón...
Con bastante caradura.

Y levantando su mano;
mirando al cielo llorando,
comentó;¡¡por Dios hermano...
Me quedo hambriento y delgado.

Sea a bien la paz de Dios;
contestó el cura "gruesón",
pues de siempre repudió...
A un pastor tan socarrón.


¿Por ventura vais al pueblo;
pregunto el más lisiado,
el cura miró al cuervo...

Y lo vio muy desgraciado.

Acertó mi buen hermano;
voy a celebrar la misa,
que comparten los cristianos....
De verlo ya me entra risa.

Replicó el cura al delgado;
porque le causaba risas,
eso le había molestado...
Por caminar tan deprisa.

-Pues yo vengo de muy lejos;
he caminado cien millas,
cansado por ser muy viejo...
Y viendo mil maravillas.

Muy hambriento y destrozado;
yo llegaría casi al colmo,
si el pan fuese regalado...
Con pedir panes al olmo.

El "gruesó" miró al delgado;
con total indiferencia,
le replicó al anglicano:
Algo tendré en referencia.

Yo ya estoy aposentado;
acomodado y feliz,
en tres pueblos del Condado...
Y no he tenido un desliz.

Más vos por lo que yo aprecio;
vais en ayuna y tormento,
es cosa que yo desprecio...
Y no me dejáis contento.

Acrecentó el "gruesón";
al anglicano lisiado,
lo miró con compasión...
Se movía de lado a lado.

-Míreme bien si eso os place;
mi torpe y delgado cuerpo,
orando busco las paces...

Y me convierto en un cuervo.

Como ya de tarde en tarde;
y hace días que no como,
apostilló con voz grave,
Y andando ya me deslomo.

Aquel travieso contable;
me estaba dando la pena,
aunque fuera detestable...
Parecía la Macarena.

De oveja me visto al zorro;

y entre cientos de refranes,
un poco me meto el gorro...
Lo demás son vino y panes.

El zorro se va nutriendo;
y va restando mis pesares,
el grueso dio un do de pecho...
Y evitó calamidades.

No me venga con refranes;

que ya estoy medio deshecho,
porto vino y llevo panes...
Para ponernos derechos.

Y seria un disparate;
invitar a un embustero,
mirando un escaparate...
Muy honrado y muy austero.

Negro destino es el vuestro;
con un cuerpo tan lisiado,
que más me parece un muerto...
Tan seco y estilizado.

Todo aquel que se hace daño;
no concretando buen tipo,
no comer queso en mil años,
Es mejor pegarle un tiro.

-El tomar vino es extraño;
caminando sin rodeos,
el buen vino no hace daño...
A un gran zorro agorero.

Comentó el más delgado;
con los ojos muy brillantes,
con pómulos encajados...
Y una boca con más hambre.

Mala cosa comentáis;
solo decís disparates,
muy bien a mi no me habláis...
No siendo un restaurante.

Habla por vos ese hambre;
y esa sed de botarate,
a mi me da hasta calambre...
El dormir en un buen catre.

Será un asombro y prodigio;
que caminéis medio vivo,
pero en fin; yo soy "Toríbio"...
Y con mi Dios yo convivo.

Acatemos el Destino;
y andemos por esos lares,

comamos queso y buen vino...
Dando fuerzas a otros lugares.

-¿Es por ventura de Misa;
pregunto el más canijo,
yo cuando ando deprisa...
Y llueve, yo me cobijo.

Vino bueno y queso añejo;
le respondió el más grueso,
sintiéndole el pellejo...
metiendo mano al buen queso.

Llorando estoy de contento;
de comer queso y buen vino,
y aunque parezca un sarmiento...
Dijo Dios y me contravino.

Más me comparo a un buen río;
con sermones rebuscados,
y el palique seco y frío...
Ya que nunca lo he buscado.

Sólo como disparates;
y encuentros con enemigos,

si me dejan lo restante...
Dijo el que lo haya oído.

Tú que vuelas y no corres;
cumulase mis designios,
no andes, más no lo borres...
Que quedaré como un cirio.

Quien ofrece con decoro;
su nombre se ha de imprimir,
con gruesas letras de oro...
Porque puede redimir.

-Hermano predicador;
necesito un ayudante,
que sepa más que un doctor...
Y que sea un poco tunante.

Que sea listo y hablador;
y que tenga muchos trucos,
que enrede a más de dos...
Y que engañe más que un cuco.

A mi por decir mentiras;
me meto en berenjenales,
me han suspendido la tira,
Por decir pocas verdades.

Me gusta la buena vida;
en eso soy muy tajante,

si hay alguien que me convida...
Me pondría de buen talante.

Este queso y este vino;
es un puro disparate,
porque Dios no contravino...
Siendo un buen escaparate.

Respondió el más canijo;
que en partes muy conocidas,
no había conocido un hijo...
Con comer papas cocidas.

Nunca soy avaricioso;
con mi cuerpo y con mis partes,
Y sigo siendo insidioso...
En aquellos que reparten.

Explicándole al "gruesón";

todos los trucos y excusas,
se hizo el remolón...

Por si alguno aún le acusa.

Por donde yo prediqué;
el hambre es muy conocido,

más tuve que recorrer...
Para comer buen cocido.

Y por contar la verdad;
sufrí muy crueles martirios,
muy cruda es la realidad...
Poniendo cara de cirio.

El cura lo amonestó;
con una mirada tensa,
mirando le contestó...
Siga hablando, me contenta.

Buscad la ayuda de Cristo;

os lo dicen más de dos,
más ayuda Jesucristo...
Y otro mi predecesor.

Dejad el diablo en buen plante;
cada uno en su papel,
con los terribles desplantes...
Que no pueda merecer.

¿Si vives con botarates;
porqué no cuentas con él,
seria también un disparate...
El asno sin cascabel.

Saben de la compañía;
y su avaricia sin tacto,
y es general la osadía...
Le pueden dar sobresaltos.

Viejo hermano y compañero;
ya conocemos edades,

los hay sumisos y leñéros...

Palpando contrariedades.

Y es delito muy profano;

contar siempre las verdades,
¿qué virtud tendrá el pecado...
Que no van en sociedades.

-Siguió y comentó el gruesón,
al más canijo y delgado,

compagina el Calderón...
Pero nunca se ha quejado.

¡¡Vamos a meterle el diente;
cada uno por su lado,
en esta cuestión pendiente...
Dijo el gruesón al delgado.

Gritaba el cura grueson;
mientras cascaba el delgado,
pero también recordó...
Que su hambre era lejano.

-Tengo más penas que hechos;
y borrando mi memoria,
y el vino entre pecho y pecho...
Comienza bien esta historia.

Comeré de este buen queso;
y acabaré bien comido,
soy muy flaco y muy estrecho...
Con los huesos carcomidos.

Respondió el cura al pastor:
-al terminar mi carrera,
ganaría un buen pastón...
No verme en la carretera.

Tendría respeto y fama;
donde quisiera vivir,
y cardar muy bien la lana...

Cerca del Guadalquivir.

Más descubro en mis sermones;
no son muy bien recibidos,

la ignorancia en pobladores...
Me dejan muy cohibido.

Ya me sacan los colores;

un tercio de este mal pueblo,
son malos y muy traidores...
Lo normal es que sean cuervos.

-Callaos buen sacerdote;
perdéis bocado por pico,
parecéis un monigote...
Aparentando ser rico.

Y es grandioso el delito;
caminar por andurriales,
se llame Juan o Pepíto...
Es mejor ganar reales.

Os escuchan los sermones;
coméis queso y panecillos,
sin trabajar sin dolores...
Viste traje de visillos.

Y me callo lo del vino;
de esos pobres protectores,
llenan barriga y buen tino...
Y esas son dos soluciones.

Amén de vuestro cobijo;
que no os causan más sudores,
con el pan y este buen vino...
Se repara en oraciones.

¿Qué ley se contravino;

en los tontos pobladores,
comentó el más canino...
Son gatas o roedores.

-¡¡Tomad buen predicador;

habéis ganado el sustento,
sólo lo sabemos dos...
Y me has dejado contento.

Con ese vil comentario;
entrelazando las dudas,
siendo tan extraordinario...

Que comer peras maduras.

Salvaremos el entuerto;
y solo digo; Chiton,
pues creo que no es momento...
De hacer de predicador.


El cura y el buen pastor;

metieron mano al buen queso,
hallando la solución...
Para cuerpos tan maltrechos.

Entre el beber y el buen queso;
aquel canijo pastor,
con hambre de diez mil presos...
La cual también recordó.

En el suelo se sentó;
y el cura le preguntaba,
las disputas presentó...
Y el pastor no rechistaba.

Por costumbre bien guardada;
"Que borrico que rebuzna,
pierde parte de cebada"...
y eso recuerda y redunda.

El anglicano y el cura;
concluyeron la ración,
con trabajo se la apura...
Eso dijo a colación.

El gruesón más hablador;
comiendo el predicador,
el canijo le atizó...

mucho más queso arreó.

-Señor cura hay cien pinos;
la justicia no es ley seca,
pida jarra de buen vino...
Puede decir el que peca.

-Ay compañero pastor;

lo que queda es de la Misa,

que el del pueblo es mejor...
Tendríamos que darnos prisa.

Que salgan temiendo estoy,
y nos zurren la badana,
quedo puesto y no les doy...
Nos metan por la ventana.

No temáis predicador;
esta historia que se guisa,
que daremos compasión...
Y cause en ellos tales risas.

Yo soy una jerarquía;
y llevando bien la tanda,
entraré en la Sacristía...
Evitaré bien la "tanga.

Y saldré por el portón;
bien acompañado y presto,
soy capaz de dar sermón...
Por lo que yo represento.

En vez de este horrible queso;
podamos comer jamón.
el Alcalde es muy estrecho...
Pero es bueno en su labor.

-No esta mal su Señoría;

aunque tengo por costumbre,
y aunque usted de mi se ria...
El vaciar bien una "ubre".

Pero si el vino es mejor;
y el queso me sabe a vino,
también daré yo un sermón...
Por saber que contravino.

Aunque quedó muy lugúbre;
caminaron como "chitas",
pronto se olvidó la "ubre"...
Hasta llegar a la Ermita.

El cura y predicador;
arribaron a la Misa,

medio borrachos los dos...
Y perdida hasta la vista.

-He aquí a mi ayudante;
comentóle al Alcalde,
apuntó el cura al tunante...
Porque llegaron muy tarde.

Es un fraile y sin amparo;
predica y no dice tacos,
borrachos con tales palos...
Quedaron los dos estancos.

De mi brazo como hinojo;
veanlo bien boca abajo,
al verle parece cojo...

y me ayuda en mi trabajo.

El alcalde y aguacil;

besaron sus finas manos,

la del menguado rabin...
Muy ásperas encontraron.

-Todo está solucionado;
-replicó el buen alcalde,

así todos se enteraron...
Que eran verles muy loables.

El pueblo así consintió;
cuando vio a los dos moverse,
más nadie lo comentó...
Como se volvían verdes.

Celebróse pues la Misa;
"tartajeándo" el buen cura,
en todos causa tal risa...
Que les llaman caraduras.

Y hablándose en buena liza;

que teme el predicador,
aquello acabe en paliza...
De un borracho tan capón.

¡¡Muchos Judíos y ateos;
calvinistas, anglicanos,
papistas y faricéos...
Hugonotes Y luteranos.

¡¡Vale más comer de Credos;
que comer jamón serrano,

no valen lios ni enredos...
De unos buenos atesanos.

Asi Dios lo comentó;
que el Espiritu alimenta,
aunque el vino y el jamón...
Con un prólogo lo entierra.


Aunque se use las tretas;
predicador que caminas,
por comer de buena teta...
El miedo nunca domina.

Resuelve tu papeleta;
bebiéndote un buen copón,
no te entre pataleta...
De un Alcalde o un Patrón.

El pueblo ha desalojado;
al cura y predicador,
los dos estaban tarados...
Y el canijo en su labor.

Por borrachos y tunantes;
lo aseguran más de dos,
que aún eran más mangantes...
Y el Alcalde con dolor.


Aquí se acaba la historia;
de religiosos tunantes,
Los dos corrieron sin gloria.

Por embusteros y farsantes.

Cuando te dan por detrás;
o cuando es por delante,
son como las sanguijuelas...

Mientras se padece hambre.

La paliza les sirvió;
como un fiero detonante,
y eso le amonestó...

Caminando muy errantes.

El pueblo asi lo vió;

y Jesús lo comentó,
nada y nadie lo envió...
Y así Jesús les habló:

"Aquel que padezca hambre,

y llegue a la mesa tarde,

quedará como un alambre...
A la diestra de mi Padre".


Moraleja:

Por comer queso y buen vino;
por caminos de la Sierra,

no penséis que pueblerinos...
Se chupen el dedo a secas.

Os pueden hacer mil guerras;
los mismos lo refirieron,
con las tres leguas de tierra...
Que apaleados huyeron.

El canijo era cantor;
y el sacerdote rebelde,
con anglicano Pastor...
¡¡A los dos pusieron verdes.

"Guti".

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