"UN SACERDOTE Y UN PASTOR".
"En la vereda de un pueblo;
coincidieron de repente,
dos individuos de negro...
Los dos iban con presente.
Sacerdote y un pastor;
los dos iban de paisano,
pero uno más gruesón...
Siendo el pastor más delgado.
Más seco y muy socarrón;
y con aires de "enfermizo",
saludó al más gruesón,
Y le pidió su permiso.
Quiso darle un sofocón;
y reírse en su gordura,
riéndose muy guasón...
Con bastante caradura.
Y levantando su mano;
mirando al cielo llorando,
comentó;¡¡por Dios hermano...
Me quedo hambriento y delgado.
Sea a bien la paz de Dios;
contestó el cura "gruesón",
pues de siempre repudió...
A un pastor tan socarrón.
¿Por ventura vais al pueblo;
pregunto el más lisiado,
el cura miró al cuervo...
Y lo vio muy desgraciado.
Acertó mi buen hermano;
voy a celebrar la misa,
que comparten los cristianos....
De verlo ya me entra risa.
Replicó el cura al delgado;
porque le causaba risas,
eso le había molestado...
Por caminar tan deprisa.
-Pues yo vengo de muy lejos;
he caminado cien millas,
cansado por ser muy viejo...
Y viendo mil maravillas.
Muy hambriento y destrozado;
yo llegaría casi al colmo,
si el pan fuese regalado...
Con pedir panes al olmo.
El "gruesó" miró al delgado;
con total indiferencia,
le replicó al anglicano:
Algo tendré en referencia.
Yo ya estoy aposentado;
acomodado y feliz,
en tres pueblos del Condado...
Y no he tenido un desliz.
Más vos por lo que yo aprecio;
vais en ayuna y tormento,
es cosa que yo desprecio...
Y no me dejáis contento.
Acrecentó el "gruesón";
al anglicano lisiado,
lo miró con compasión...
Se movía de lado a lado.
-Míreme bien si eso os place;
mi torpe y delgado cuerpo,
orando busco las paces...
Y me convierto en un cuervo.
Como ya de tarde en tarde;
y hace días que no como,
apostilló con voz grave,
Y andando ya me deslomo.
Aquel travieso contable;
me estaba dando la pena,
aunque fuera detestable...
Parecía la Macarena.
De oveja me visto al zorro;
y entre cientos de refranes,
un poco me meto el gorro...
Lo demás son vino y panes.
El zorro se va nutriendo;
y va restando mis pesares,
el grueso dio un do de pecho...
Y evitó calamidades.
No me venga con refranes;
que ya estoy medio deshecho,
porto vino y llevo panes...
Para ponernos derechos.
Y seria un disparate;
invitar a un embustero,
mirando un escaparate...
Muy honrado y muy austero.
Negro destino es el vuestro;
con un cuerpo tan lisiado,
que más me parece un muerto...
Tan seco y estilizado.
Todo aquel que se hace daño;
no concretando buen tipo,
no comer queso en mil años,
Es mejor pegarle un tiro.
-El tomar vino es extraño;
caminando sin rodeos,
el buen vino no hace daño...
A un gran zorro agorero.
Comentó el más delgado;
con los ojos muy brillantes,
con pómulos encajados...
Y una boca con más hambre.
Mala cosa comentáis;
solo decís disparates,
muy bien a mi no me habláis...
No siendo un restaurante.
Habla por vos ese hambre;
y esa sed de botarate,
a mi me da hasta calambre...
El dormir en un buen catre.
Será un asombro y prodigio;
que caminéis medio vivo,
pero en fin; yo soy "Toríbio"...
Y con mi Dios yo convivo.
Acatemos el Destino;
y andemos por esos lares,
comamos queso y buen vino...
Dando fuerzas a otros lugares.
-¿Es por ventura de Misa;
pregunto el más canijo,
yo cuando ando deprisa...
Y llueve, yo me cobijo.
Vino bueno y queso añejo;
le respondió el más grueso,
sintiéndole el pellejo...
metiendo mano al buen queso.
Llorando estoy de contento;
de comer queso y buen vino,
y aunque parezca un sarmiento...
Dijo Dios y me contravino.
Más me comparo a un buen río;
con sermones rebuscados,
y el palique seco y frío...
Ya que nunca lo he buscado.
Sólo como disparates;
y encuentros con enemigos,
si me dejan lo restante...
Dijo el que lo haya oído.
Tú que vuelas y no corres;
cumulase mis designios,
no andes, más no lo borres...
Que quedaré como un cirio.
Quien ofrece con decoro;
su nombre se ha de imprimir,
con gruesas letras de oro...
Porque puede redimir.
-Hermano predicador;
necesito un ayudante,
que sepa más que un doctor...
Y que sea un poco tunante.
Que sea listo y hablador;
y que tenga muchos trucos,
que enrede a más de dos...
Y que engañe más que un cuco.
A mi por decir mentiras;
me meto en berenjenales,
me han suspendido la tira,
Por decir pocas verdades.
Me gusta la buena vida;
en eso soy muy tajante,
si hay alguien que me convida...
Me pondría de buen talante.
Este queso y este vino;
es un puro disparate,
porque Dios no contravino...
Siendo un buen escaparate.
Respondió el más canijo;
que en partes muy conocidas,
no había conocido un hijo...
Con comer papas cocidas.
Nunca soy avaricioso;
con mi cuerpo y con mis partes,
Y sigo siendo insidioso...
En aquellos que reparten.
Explicándole al "gruesón";
todos los trucos y excusas,
se hizo el remolón...
Por si alguno aún le acusa.
Por donde yo prediqué;
el hambre es muy conocido,
más tuve que recorrer...
Para comer buen cocido.
Y por contar la verdad;
sufrí muy crueles martirios,
muy cruda es la realidad...
Poniendo cara de cirio.
El cura lo amonestó;
con una mirada tensa,
mirando le contestó...
Siga hablando, me contenta.
Buscad la ayuda de Cristo;
os lo dicen más de dos,
más ayuda Jesucristo...
Y otro mi predecesor.
Dejad el diablo en buen plante;
cada uno en su papel,
con los terribles desplantes...
Que no pueda merecer.
¿Si vives con botarates;
porqué no cuentas con él,
seria también un disparate...
El asno sin cascabel.
Saben de la compañía;
y su avaricia sin tacto,
y es general la osadía...
Le pueden dar sobresaltos.
Viejo hermano y compañero;
ya conocemos edades,
los hay sumisos y leñéros...
Palpando contrariedades.
Y es delito muy profano;
contar siempre las verdades,
¿qué virtud tendrá el pecado...
Que no van en sociedades.
-Siguió y comentó el gruesón,
al más canijo y delgado,
compagina el Calderón...
Pero nunca se ha quejado.
¡¡Vamos a meterle el diente;
cada uno por su lado,
en esta cuestión pendiente...
Dijo el gruesón al delgado.
Gritaba el cura grueson;
mientras cascaba el delgado,
pero también recordó...
Que su hambre era lejano.
-Tengo más penas que hechos;
y borrando mi memoria,
y el vino entre pecho y pecho...
Comienza bien esta historia.
Comeré de este buen queso;
y acabaré bien comido,
soy muy flaco y muy estrecho...
Con los huesos carcomidos.
Respondió el cura al pastor:
-al terminar mi carrera,
ganaría un buen pastón...
No verme en la carretera.
Tendría respeto y fama;
donde quisiera vivir,
y cardar muy bien la lana...
Cerca del Guadalquivir.
Más descubro en mis sermones;
no son muy bien recibidos,
la ignorancia en pobladores...
Me dejan muy cohibido.
Ya me sacan los colores;
un tercio de este mal pueblo,
son malos y muy traidores...
Lo normal es que sean cuervos.
-Callaos buen sacerdote;
perdéis bocado por pico,
parecéis un monigote...
Aparentando ser rico.
Y es grandioso el delito;
caminar por andurriales,
se llame Juan o Pepíto...
Es mejor ganar reales.
Os escuchan los sermones;
coméis queso y panecillos,
sin trabajar sin dolores...
Viste traje de visillos.
Y me callo lo del vino;
de esos pobres protectores,
llenan barriga y buen tino...
Y esas son dos soluciones.
Amén de vuestro cobijo;
que no os causan más sudores,
con el pan y este buen vino...
Se repara en oraciones.
¿Qué ley se contravino;
en los tontos pobladores,
comentó el más canino...
Son gatas o roedores.
-¡¡Tomad buen predicador;
habéis ganado el sustento,
sólo lo sabemos dos...
Y me has dejado contento.
Con ese vil comentario;
entrelazando las dudas,
siendo tan extraordinario...
Que comer peras maduras.
Salvaremos el entuerto;
y solo digo; Chiton,
pues creo que no es momento...
De hacer de predicador.
El cura y el buen pastor;
metieron mano al buen queso,
hallando la solución...
Para cuerpos tan maltrechos.
Entre el beber y el buen queso;
aquel canijo pastor,
con hambre de diez mil presos...
La cual también recordó.
En el suelo se sentó;
y el cura le preguntaba,
las disputas presentó...
Y el pastor no rechistaba.
Por costumbre bien guardada;
"Que borrico que rebuzna,
pierde parte de cebada"...
y eso recuerda y redunda.
El anglicano y el cura;
concluyeron la ración,
con trabajo se la apura...
Eso dijo a colación.
El gruesón más hablador;
comiendo el predicador,
el canijo le atizó...
mucho más queso arreó.
-Señor cura hay cien pinos;
la justicia no es ley seca,
pida jarra de buen vino...
Puede decir el que peca.
-Ay compañero pastor;
lo que queda es de la Misa,
que el del pueblo es mejor...
Tendríamos que darnos prisa.
Que salgan temiendo estoy,
y nos zurren la badana,
quedo puesto y no les doy...
Nos metan por la ventana.
No temáis predicador;
esta historia que se guisa,
que daremos compasión...
Y cause en ellos tales risas.
Yo soy una jerarquía;
y llevando bien la tanda,
entraré en la Sacristía...
Evitaré bien la "tanga.
Y saldré por el portón;
bien acompañado y presto,
soy capaz de dar sermón...
Por lo que yo represento.
En vez de este horrible queso;
podamos comer jamón.
el Alcalde es muy estrecho...
Pero es bueno en su labor.
-No esta mal su Señoría;
aunque tengo por costumbre,
y aunque usted de mi se ria...
El vaciar bien una "ubre".
Pero si el vino es mejor;
y el queso me sabe a vino,
también daré yo un sermón...
Por saber que contravino.
Aunque quedó muy lugúbre;
caminaron como "chitas",
pronto se olvidó la "ubre"...
Hasta llegar a la Ermita.
El cura y predicador;
arribaron a la Misa,
medio borrachos los dos...
Y perdida hasta la vista.
-He aquí a mi ayudante;
comentóle al Alcalde,
apuntó el cura al tunante...
Porque llegaron muy tarde.
Es un fraile y sin amparo;
predica y no dice tacos,
borrachos con tales palos...
Quedaron los dos estancos.
De mi brazo como hinojo;
veanlo bien boca abajo,
al verle parece cojo...
y me ayuda en mi trabajo.
El alcalde y aguacil;
besaron sus finas manos,
la del menguado rabin...
Muy ásperas encontraron.
-Todo está solucionado;
-replicó el buen alcalde,
así todos se enteraron...
Que eran verles muy loables.
El pueblo así consintió;
cuando vio a los dos moverse,
más nadie lo comentó...
Como se volvían verdes.
Celebróse pues la Misa;
"tartajeándo" el buen cura,
en todos causa tal risa...
Que les llaman caraduras.
Y hablándose en buena liza;
que teme el predicador,
aquello acabe en paliza...
De un borracho tan capón.
¡¡Muchos Judíos y ateos;
calvinistas, anglicanos,
papistas y faricéos...
Hugonotes Y luteranos.
¡¡Vale más comer de Credos;
que comer jamón serrano,
no valen lios ni enredos...
De unos buenos atesanos.
Asi Dios lo comentó;
que el Espiritu alimenta,
aunque el vino y el jamón...
Con un prólogo lo entierra.
Aunque se use las tretas;
predicador que caminas,
por comer de buena teta...
El miedo nunca domina.
Resuelve tu papeleta;
bebiéndote un buen copón,
no te entre pataleta...
De un Alcalde o un Patrón.
El pueblo ha desalojado;
al cura y predicador,
los dos estaban tarados...
Y el canijo en su labor.
Por borrachos y tunantes;
lo aseguran más de dos,
que aún eran más mangantes...
Y el Alcalde con dolor.
Aquí se acaba la historia;
de religiosos tunantes,
Los dos corrieron sin gloria.
Por embusteros y farsantes.
Cuando te dan por detrás;
o cuando es por delante,
son como las sanguijuelas...
Mientras se padece hambre.
La paliza les sirvió;
como un fiero detonante,
y eso le amonestó...
Caminando muy errantes.
El pueblo asi lo vió;
y Jesús lo comentó,
nada y nadie lo envió...
Y así Jesús les habló:
"Aquel que padezca hambre,
y llegue a la mesa tarde,
quedará como un alambre...
A la diestra de mi Padre".
Moraleja:
Por comer queso y buen vino;
por caminos de la Sierra,
no penséis que pueblerinos...
Se chupen el dedo a secas.
Os pueden hacer mil guerras;
los mismos lo refirieron,
con las tres leguas de tierra...
Que apaleados huyeron.
El canijo era cantor;
y el sacerdote rebelde,
con anglicano Pastor...
¡¡A los dos pusieron verdes.
"Guti".
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