.- Reconocí en mis andanzas.
A una bella murciana.
Era muy fiel en mudanzas...
Era hermosa aquella dama.
Algo en ella que me llama.
Sus labios en llamaradas.
Tenia sed de ser amada...
Gemía muy espantada.
Oyendo me reclamaba.
Que sentía fuego en sus venas.
En sus sueños nunca ama...
Y eso le causaba penas.
Con sus enaguas condena.
Vistiendo ropas de duelo.
Con su carita de buena...
Y en su boca, un te quiero!.
Recia falda con su vuelo.
Su calzado de espartano.
En el firme de aquel suelo...
Barro y agua del pantano.
Noto caliente sus manos.
Con cariño enamoraba.
Sin saber si molestamos...
Y que nadie le amparaba.
Con cariño enamoraba.
Sin saber si molestamos...
Y que nadie le amparaba.
Más su encanto prodigaba.
Ver sus pechos tan potentes.
Con su vista regalaba...
En un gran cuerpo inocente.
Con miradas tan ardientes.
Con andares de princesa.
Atendía a sus clientes...
Y en sus ojos vi tristeza.
Sensible con su belleza.
Pedi un doble de cerveza.
Descansando tras la mesa...
Mis ideas no se tuerzan.
Su figura de realeza.
Con altanería confusa.
De su mirar como presa...
Tan recia, dulce y difusa.
Las vecinas ya me acusan.
En sus maridos veo varios,
Sólo he visto aquel que abusa...
Subido en un dromedario.
Ver sus pechos tan potentes.
Con su vista regalaba...
En un gran cuerpo inocente.
Con miradas tan ardientes.
Con andares de princesa.
Atendía a sus clientes...
Y en sus ojos vi tristeza.
Sensible con su belleza.
Pedi un doble de cerveza.
Descansando tras la mesa...
Mis ideas no se tuerzan.
Su figura de realeza.
Con altanería confusa.
De su mirar como presa...
Tan recia, dulce y difusa.
Las vecinas ya me acusan.
En sus maridos veo varios,
Sólo he visto aquel que abusa...
Subido en un dromedario.
En un rincón solitario.
En la cercanía del río.
Momentos extraordinarios...
Que me entraba escalofrío.
Desnuda sin tener frío.
Cerca a un cuerpo ardiente.
Veo sus labios y sonrío...
¡Somos dos serios valientes!.
En la cercanía del río.
Momentos extraordinarios...
Que me entraba escalofrío.
Desnuda sin tener frío.
Cerca a un cuerpo ardiente.
Veo sus labios y sonrío...
¡Somos dos serios valientes!.
Autor: Jesús Gutiérrez Pascual.- Guti.
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