sábado, 14 de agosto de 2010

"CON TRES AVEMARIAS BASTA".


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"EN LA COMPAÑIA DEL DEMONIO".


"Una tarde de verano;
con un calor que apretaba,
un hombre seco y delgado...
Con gran cartel se apreciaba.

"Se compra el oro y la plata;
razón: en la Compañía,
dando aquello mucha lata...
Vi acercarse un policía.

Poca clase; es un cartel,
el policía lo miró,
lo paró en un plantel...
Y el gran cartel retiró.

Junto a flores del jardín;
con timbre sonoro y hueco,
también le quitó el mandil...
Aquello ya no era un juego.

Mal vestido enjuto y seco;
se lo llevó detenido,.
la Ley lo decía expreso...
Propaganda a los vecinos.

Paseé pausadamente;
y rebusqué en mi memoria,
aquello precisamente...
Pasaba en la vieja historia.

Y recordando un pasaje;
tan viejo como yo mismo,
recorrí aquellos parajes...
Con amor y mucho mimo.

Le dije a la mujer;
¿porque paráis conmigo,
no entiendo ni se querer...
Sólo ayuno en los domingos

Me sobran mis pensamientos;
no sé qué tiene el paseo,
a saber y entendimiento...
Me agotaba hasta el deseo.

La joven miró muy dulce;
y me apretó con dulzura,
el sol se veía a trasluces...
Aquello no tenia cura.

¿Como vivo y donde muero;
que al venir de mí mismo,
no puede venir del Duermo...
Un terremoto o un sismo.

Más dice mi entendimiento;
que un hombre no todo es Alma,
muy cautivo el pensamiento...
Y un corazón con su calma.

Pero la joven accedía;
con sus labios primorosos,
a esta boca que no es mía...
Con unos besos hermosos.

No entendía lo que me pasa;
y solamente no entiendo,
con unos besos que cansan...
Y lo estaba permitiendo.

Cómo se sufre uno mismo;
con ignorantes soberbios,
besos caricias y los mimos...
Como aquel poeta serio.

Dócilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme,
de los peligros de un necio...
No quiero desagradarme.

La joven me enardecía;
con sus besos y sus caricias,
por dentro me maldecía...
Por fuera era una delicia.

Porque en él yo me contemplo;
con locura y su arrogancia,
mi humildad no la retengo...
Y he perdido ya la gracia.

Y más supe en aquel tiempo;
que ninguno nace sabio,
desbarrando en el entuerto
De pensarlo ya me enrabio.

Aquel paseo tan secreto;
de miradas indiscretas,
era un paseo del Convento...
Donde se toman "directas".

Las cuentas con su humildad;
donde renacen romances,
quien no crea en la lealtad...
Allí se habla de "avances".

No me precio de entendido;
de desdichado me aprecio,
no quedé tan sorprendido...
Aquello no era un desprecio.

Aquellos que son dichosos;
¿cómo pueden ser discretos,
me había dejado hecho un ocho...
Con un "cuerpo" sin secretos

No podría durar este mundo;
por gritar lo que quisieras,
es mejor quedarse mudo...
Sin matar ni que te hieran.

Espero se rompan presto;
maldades que son de juicio,
ver que todo son arrestos...
Sin abastecer perjuicios.

Unos por cartas de más;
otras por los casilleros,
no ser negro ni oriental...
Y trabajar en los astilleros.

Decían que antiguamente;
se fue la verdad al infierno,
hay que ser buen penitente...
Y no morir en el invierno.

¿Como pusieron tal nombre;
que desde entonces es revuelto,
hay cientos, miles de hombres...
Que mueren y aún no han vuelto.

¿Será verdad lo que dicen;
que los dioses lo permiten,
unos y otros maldicen...,
Y unos pocos lo remiten.

La joven me había postrado;
y había quitado mis ropas,
ni tan siquiera enfadado...
Le contemplé bien la "popa".

Y teniendo un cuerpo hermoso;
se afanaba en su "trabajo",
con unos pechos rumbosos...
Rápida me puso abajo.

Los vicios no son tan raros;
los propios y los ajenos,
con eso yo me comparo...
Como un mal vino añejo

¿Y quién nos dará el cuidado;
si son vicios verdaderos,
ver parejas en el tejado...
Y el valor en el vertedero.

Caminando bien vestidos;
se quejan en sus desprecios,
los hay que son pervertidos...
Y eso es lo que yo no aprecio.

Con la vergüenza y el miedo;
sin las prendas de mi amada,
los dos íbamos tan ciegos...
Que no oímos la llamada.

La joven seguía al galope;
me tomó por su montura,
detrás de mi sentí un golpe...
Me despertó la cordura.

¡¡Vistase Sor Mikaela;
que nos buscan por el parque,
la monja quedose lela...
Oí ruido en el estanque.

Perdoneme este momento;
la culpa es de los instintos,
mi cuerpo queda contento...
Mi amor hacia ti es distinto.

No hable Sor Mikaela;
la culpa es de los dos,
por caminar sin aceras...
Y no creo que sea un pendón.

Soy mal cura y sacerdote;
y tu una monja preciosa,
tendré que darte de azotes...
En ese culo...¡¡hermosa.

Pediré a la superiora;
que necesito ayudante,
no creo que a estas horas...
Me tache de mal talante.

Ambos vestidos y dispuestos;
se acercaron al estanque,
la superiora en "repuesto"...
Y un sacerdote en "ataque".

Los dos estaban desnudos;
tan absortos y marginados,
que parecía un sólo nudo...
Estando tan "apretados".

La solicitud fue presta;
y el cura y la Mikaela,
vivaracha y predispuesta...
Ardiendo como candela.

Esta historia es muy antigua;
pero creo que fue de ayer,
vivía en casa contigua...
A un esplendido Saller.

Un buen vino y una moza;
se emparejan con los vicios,
Mikaela me destroza...
¡¡Y no tengo más "servicios".

"Guti".

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