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"DESPUÉS DE UNA GUERRA, LA PAZ".
Siendo una historia muy vieja;
de dos amantes perdidos,
por tontos, incomprendidos
Por razones muy añejas.
Por problemas se han rendido;
la que no estaba segura,
por las vivencias tan duras...
Algo bueno han comprendido.
Siendo los dos para cual;
se echaban mucho de menos,
la dama y el follonero...
Cristina y un tan Pascual.
Su relación fue primero;
la cual se vino al carajo,
perdieron hasta el trabajo...
Y Pascual fue marinero.
Cristina casi a un Convento;
esas cárceles sombrias,
donde no existe la hombria...
Y falta en todo momento.
Eran pocas en la plantilla;
junto al Convento habia un río,
en primavera sin frío...
Las novicias en la orilla.
Hábitos y reflexiónando;
las rodean sencillas flores,
su fragancia y sus olores...
En pareja van paseando.
Se vislumbran sus candores;
rubias, morena y castañas,
la mitad nunca se engaña...
Otras lloran sus amores.
El río lleva su corriente;
que lleva a la orilla amena,
que atenaza y se serena...
Bajo pies tan inocentes.
En silencio como el viento;
con la angustia y los pesares,
recordando sus verdades...
Hasta quedar sin aliento.
Aquel grave desaliento;
le recordaba a su amor,
tan valiente y sin temor...
Faltándole el alimento.
La enramada de olivares;
que se mecían en el viento,
trastocando el sentimiento...
Con pajarillos a millares.
Agitando el dulce aliento;
y el canto de ruiseñores,
siendo pájaros señores...
Con su trino y bello acento.
Son sueños de pecadoras;
y me escapé del Convento,
como el aire, como el viento...
De la cárcel de oradoras.
Sensiblemente contenta;
paseaba muy pendiente,
en busca del pretendiente...
Que mi corazón ostenta.
Preferencias diferentes;
las ausencias se sustentan,
ser libre y estar contenta...
Siempre marca un referente.
En mi corazón sangrante;
muy herido en su interior
en mala etapa anterior...
Tuvo a bien un buen trasplante.
Curado de los desplantes;
olvidando de beberlas,
¡nunca más quisiera verlas...
El perdón va por delante.
No ser como el elefante;
que guarda bien su memoria,
reconociendo su historia...
Como un falso detonante.
El frío no da el calor;
pero el arrullo y los besos,
sintiendo el corazón preso...
Alimentado de amor.
Era la luz de mis ojos;
con mis ansias de mujer,
era precioso el querer...
Sin vergüenza y sin enojos.
"PROSIGUE:
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